La mitología hindú nos cuenta la historia del rey de las serpientes, Ananta, que flotaba en el océano y cuyo largo cuerpo de serpiente, se enrollaba para formar un colchón confortable, en el cual el dios Visnu descansaba junto a su mujer. La serpiente de mil cabezas se alargaba y se extendía como una sombrilla protectora sobre Visnu, el cual se transportaba con la ayuda de un águila. Sobre la sombrilla descansa nuestro mundo.
El cuerpo de la serpiente es suave, cómodo y se mueve con fluidez (sukha) para servir de colchón al dios y al mismo tiempo es firme, seguro, estable y alerta (sthira) para soportar a toda la tierra y no ser perturbado por el vuelo del águila.
Debemos llevar estas cualidades de Sthiram (firmeza, estable, alerta y atento) y Shukam (cómodo, con cierto confort y con fluidez) a nuestra practica de asanas. Para poder lograrlo debemos conocer el lugar en donde nos encontramos y respetarlo, para progresar paso a paso.