Sentipienso que la sanación está muy romantizada. Muchas veces cuando se habla de sanación pareciera que es algo muy sencillo, liviano, lindo y poético. Qué es un camino lleno de colores, luces y música armónica.
Quizás sea porque muchos de los que hemos pasado por este proceso (varias veces), sabemos que al final del camino hay un gran arcoíris, lleno de nuevas posibilidades.
Pero esperen. Es muy importante contar lo que hay antes, lo que se atraviesa antes de llegar a este arcoíris, el real proceso de sanación.
Bueno, claramente es un proceso personal y por eso cada uno es diferente, único. Pero creo que varios coincidirán en que es como atravesar una o varias tormentas.
Esa tormenta, no nos deja ver con claridad y muchas veces nos resistimos ante ella o la ignoramos, no queremos enfrentarla. Hacerlo implica gran valentía y requiere de mucha fuerza interna.
El proceso es largo, profundo, caótico, movilizante y doloroso, no hay recetas mágicas ni un resultado inmediato.
Muchas veces hay que atravesar varias tormentas hasta ver un rayito de arcoiris y luego el proceso vuelve a ocurrir.
Y si, es agotador. Por eso, vuelvo a decir es un acto de gran valentía.
Pero si no enfrentamos nuestras tormentas estás se harán más grandes y más profundas, empiezan a afectar diferentes áreas de nuestra vida, claramente nuestra mente, cuerpo y emociones; pero también nuestra personalidad y entorno.
Entonces empieza a afectar nuestro trabajo y quizás también a nuestros seres queridos. Eso nos empuja una vez más a hacernos cargo y enfrentar la tormenta.
Hay muchas herramientas y caminos que nos pueden ayudar como Yogaterapia, Reiki, Meditación, Tarot, ceremonias, Constelaciones Familiares, psicoterapia y más (tendremos que ver cuál es más afín y adecuado)
Entonces, si nos animamos y enfrentamos la tormenta, veremos qué Sanar es observarse, aceptarse y reconocer en uno los patrones y conductas que deben ser cambiados.
Es abrazar nuestros miedos, es permitirnos estar vulnerables, es dejarse acompañar y sostener, es perdonar y perdonarse, es ver en nosotros nuestras luces y sombras es abrirse en mente y corazón, es volver a amar y por sobretodo a amarnos profundamente tal y como somos.
Y luego sí, empezaremos a sentirnos más livianos, más abiertos, más tranquilos y veremos todo con otros ojos, con la luz y los colores del arcoíris.
